"Recurrí a mi experiencia en una banda de rock para cambiar mi forma de trabajar en el banco." Eloy Pardo, ex director de Empresas Banca March

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Eloy Pardo, ex director general de Empresas de Banca March es conocido como el banquero rockero. Tras anteponer el mundo de la banca a la música, un buen día y nada menos que tres décadas más tarde- regresó a ella para cumplir su sueño. Hay momentos en la vida que, casi y sin darnos cuenta suponen, un punto y aparte. Momentos que, sin aviso, colocan patas arriba la vida de una persona y en los que uno debe de decidir si seguir haciendo lo que se supone que debe seguir haciendo o hacer aquello que realmente se quiere hacer. Corrían los locos años 70, años de revolución, de nuevos aires, de transgresión y de rock & roll.

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Estuve dos años tocando solo en pequeños conciertos benéficos en residencias, centros de mayores, por estos mundos olvidados… que fue otro año de humildad en mi vida.

Hay momentos en la vida que, casi y sin darnos cuenta suponen, un punto y aparte. Momentos que, sin aviso, colocan patas arriba la vida de una persona y en los que uno debe de decidir si seguir haciendo lo que se supone que debe seguir haciendo o hacer aquello que realmente se quiere hacer. Corrían los locos años 70, años de revolución, de nuevos aires, de transgresión y de rock & roll. Eloy Pardo apenas tenía 17 años y recorría Barcelona tocando en varios grupos de rock. Sin embargo, aquello no era una garantía de futuro, sobre todo a ojos de la familia y de lo que se espera de uno; así que pronto empezó a trabajar en una entidad bancaria. La guitarra por la corbata y los directos en los locales más underground de la capital catalana por los balances de cuentas.

“Entré en banca y pensé que duraría solo unos meses. Que solo era algo para contentar a mis padres. Era solucionar la vida en el plano laboral”, comenta Pardo. Al principio, combinaba las dos facetas en una década de pleno apogeo de las grandes bandas míticas de rock & roll, “sin embargo, poco a poco fui metiéndome más en el banco y menos en la música. La vida te lleva a sentar la cabeza”, afirma Pardo. Profesionalmente, no tardó en cosechar triunfos laborales y durante más de 30 años se centró en su carrera bancaria y en su familia, “hasta que cumplí cincuenta años y debido a una serie de impactos y reflexiones decidí volver a la música”. Fue entonces cuando, con la voluntad de separar ambas vidas, creó su alter ego que se llamó Still Morris. Still Morris es el nombre artístico de Eloy Pardo, un alto cargo de Banca March que compagina a la perfección su faceta de empresario con la de rockero. Hasta la fecha ha publicado tres discos de rock, varios videoclips y ha tocado más de cien conciertos con su banda, incluso ha publicado un libro

titulado “Cambio de ritmo. De la banca al rock, de la cabeza al corazón”. Y todo ello, sin dejar de lado cuatro décadas de duro trabajo en el sector financiero. La historia es apasionante. “Recurrí a mi experiencia en una banda de rock para cambiar mi forma de trabajar en el banco” Su carrera financiera pronto empezó a despegar y llegaron los primeros nombramientos en la banca: “se me daba muy bien. La banca es un negocio puramente racional y ese aspecto me gustaba. Además me parecía un buen palco desde donde contemplar el desarrollo de la sociedad, de las empresas, los negocios, los comercios, las familias”.

Y llegó su primer gran nombramiento: director de oficina; algo que -por aquel entonces- suponía ser una figura destacada en todo barrio o localidad. También se tuvo que enfrentar a sus primeros errores: “No tenía mucha experiencia y como director de oficina empecé a mandar. Pero vi que por la vía de la imposición y el mando no había nada que hacer. Fue entonces cuando recurrí a mi experiencia en una banda de rock para cambiar el chip”, cuenta Pardo.

Hasta que cumplí cincuenta años y debido a una serie de impactos y reflexiones decidí volver a la música.

A Eloy le vinieron a la cabeza los valores que se siguen en cualquier banda de rock: compañerismo, solidaridad, trabajo y equidad… un mundo en el que el concepto de liderazgo está absolutamente integrado dentro de la propia banda. “Cuando el público escucha una actuación, valora en general el conjunto del grupo, y dentro de él cada uno tiene una especialidad.

El trabajo se delega y el líder de la banda no sabe hacer de todo”. Con mano firme tomó este concepto y lo aplicó a su día a día en el banco, “este sistema, con humildad, me ayudó y empezaron a salir los primeros resultados”, recuerda. Poco después vinieron otras responsabilidades: “Comprobé que las personas eran lo importante y mi estilo de dirección estuvo entonces basado siempre en las personas. Esto me dio un cariz más de líder que de jefe”. “Mi futuro en la banca es tener una jubilación más o menos digna, poco más” De un día para otro aumentaron las responsabilidades; éstas hicieron que tuviera que abandonar el rock & roll por completo. Así lo recuerda Pardo: “estuve dos años tocando solo en pequeños conciertos benéficos en residencias, centros de mayores, por estos mundos olvidados… que fue otro año de humildad en mi vida”. Llegó el matrimonio, el formar una familia, cambiar de entidad bancaria y de residencia… el tren de la vida le había llevado a otros derroteros donde la música ya no sonaba. “Fue aquí cuando cometí los errores más graves. Mi vida era por y para trabajar, en jornadas de hasta 14 y 18 horas. Infinidad de viajes. El trabajo ocupaba mi vida”. Pero llegó la señal. La vuelta a la música. El día D Decía Bob Dylan en una entrevista en la Rolling Stone que “en esta vida, todas las personas reciben impactos en algún momento pero que muy pocas saben reaccionar, solo aquellas que han tenido un impacto muy fuerte”. Para Eloy ese impacto fue la pérdida, en el mismo año, de dos grandes amigos de esos que se cuentan con los dedos de una mano. “Esto me hizo más sensible así que, para tener la cabeza más ocupada, me refugié en el trabajo. Sin embargo llegó una señal a mi vida que la cambió para siempre”, recuerda, “fue algo banal pero importante para mí. Andando por la calle en un escaparate de una tienda de instrumentos musicales en liquidación, vi una guitarra y tuve un impulso indescriptible. Hacia 33 años que había vendido mi última guitarra. Llegué a casa y cuando me la colgué experimenté las mismas sensaciones que tuve años atrás”. Eloy confiesa que fue el momento más crucial de su vida. De hecho fue de tanto calado que decidió volver a la música sin titubear: “no fue una decisión fácil, porque nuestra sociedad tiene cosas que pesan mucho como el qué dirán y con lo que es lo políticamente correcto y sabía que no todo el mundo lo iba a entender”. Sin embargo, el debate consigo mismo duró poco porque el prejuicio de no hacer, asegura, le pasaría factura. “Había prejubilado a mucha gente y veía a mucha gente con vidas vacías cuando dejaban el trabajo. Pensé que eso a mí no me podía pasar. Sopesé las consecuencias materiales de mi decisión y tuve claro el precio que tendría que pagar de no elegir la música”. Casi de inmediato se corrió la voz en Mallorca, donde asegura “todo se sabe”, y Still Morris dio rienda suelta a su sueño, sin más. Las reacciones de sus compañeros de trabajo fueron dispares y hubo de todo pero asegura, “extraje más cosas positivas que negativas. Algunos compañeros no entendían por qué quería perder el tiempo en la música; para muchos era una tontería pasajera, etc.